miércoles, 12 de noviembre de 2014

memento mori - No te sientas vencido aun vencido, no te sientas esclavo aun siendo esclavo, trémulo de pavor, muéstrate bravo y acomete ferozmente malherido. Ten el tesón del clavo enmohecido, que aun siendo viejo y ruin, sigue siendo clavo. Se como Dios que nunca llora o como el diablo que nunca reza o como el robledal que, en su grandeza necesita el agua y no la implora, ruja vengadora, aunque por el suelo ruede, tu cabeza. Roto, descalzo, no teme a su suerte, cuerpo cenceño y ágil, tez morena. A la espalda el morral, camina y lleva el certero fusil con mano fuerte. Sin pan, sin techo, en su mirar se advierte vivida luz que el camino serena, la limpia claridad de su alma buena y el augusto reflejo de la muerte. No hay a su pie risco vedado, sueño no ha de menester, quejas no quiere, donde le ordenan va jamás cansado, ni el bien le asombra ni el desdén le hiere. Temido, valeroso y abnegado. Obedece, pelea, triunfa o muere


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